Dicutiendo la ¿nueva? Ley Nacional de Educación
Luego de tres jornadas leyendo e intercambiando opiniones con mis colegas docentes me invade el cansancio.
¿Qué tiene de nuevo una ley que presenta párrafos copiados textualmente de la tan criticada Ley Federal de Educación 24.195/94? ¿Cómo es posible que quienes propusieron esa ley y llevaron adelante la nefasta reforma educativa en la provincia de Bs As continúen ocupando cargos en el poder y propongan una reforma de la reforma?
Aparentemente basta con reconocer el fracaso para no determinar responsabilidades, una mano invisible pauperizó a la mayor parte de la población del país, enajenó los recursos, convirtió a la escuela en una guardería y condenó a toda una generación a la ignorancia y el conformismo.
No me basta con que se reconozca que en la crisis social la escuela fue una de las pocas instituciones que se mantuvo en pie asumiendo roles para los que no estaba preparada. Hoy los docentes intentamos "hacer de psicológos", frecuentemente somos los únicos referentes adultos de los adolescentes, debemos realizar asistencia social, convertirnos en improvisados mediadores y hasta por momentos parecemos agentes de un servicio penitenciario.
En la improvisación total aparece la tan mentada nueva ley, un enunciado de propuestas de una escuela democrática, igualitaria y de calidad pero como antes, faltan los caminos para construirla.
Hubo una afirmación unánime en los diálogos que he presenciado: sin un cambio en las condiciones socioeconomicas de la población cualquier propuesta de igualdad educativa está condenada al fracaso.
¿Qué tiene de nuevo una ley que presenta párrafos copiados textualmente de la tan criticada Ley Federal de Educación 24.195/94? ¿Cómo es posible que quienes propusieron esa ley y llevaron adelante la nefasta reforma educativa en la provincia de Bs As continúen ocupando cargos en el poder y propongan una reforma de la reforma?
Aparentemente basta con reconocer el fracaso para no determinar responsabilidades, una mano invisible pauperizó a la mayor parte de la población del país, enajenó los recursos, convirtió a la escuela en una guardería y condenó a toda una generación a la ignorancia y el conformismo.
No me basta con que se reconozca que en la crisis social la escuela fue una de las pocas instituciones que se mantuvo en pie asumiendo roles para los que no estaba preparada. Hoy los docentes intentamos "hacer de psicológos", frecuentemente somos los únicos referentes adultos de los adolescentes, debemos realizar asistencia social, convertirnos en improvisados mediadores y hasta por momentos parecemos agentes de un servicio penitenciario.
En la improvisación total aparece la tan mentada nueva ley, un enunciado de propuestas de una escuela democrática, igualitaria y de calidad pero como antes, faltan los caminos para construirla.
Hubo una afirmación unánime en los diálogos que he presenciado: sin un cambio en las condiciones socioeconomicas de la población cualquier propuesta de igualdad educativa está condenada al fracaso.